lunes, 11 de junio de 2012



Taylorismo


       Frederic W. Taylor (1856 - 1915) fue un ingeniero y economista norteamericano que elaboró un sistema de organización racional del trabajo, ampliamente expuesto en su obra “Principles of Scientific Management” (1912), en un planteo integral que luego fue conocido como “taylorismo”. Se basa en la aplicación de métodos científicos de orientación positivista y mecanicista al estudio de la relación entre el obrero y las técnicas modernas de producción industrial, con el fin de maximizar la eficiencia de la mano de obra y de las máquinas y herramientas, mediante la división sistemática de las tareas, la organización racional del trabajo en sus secuencias y procesos, y el cronometraje de las operaciones, más un sistema de motivación mediante el pago de primas al rendimiento, suprimiendo toda improvisación en la actividad industrial.

La organización del trabajo taylorista transformó a la industria en los siguientes sentidos:

>      Aumento de la destreza del obrero a través de la especialización y el conocimiento técnico.

>     Mayor control de tiempo en la planta, lo que significaba mayor acumulación de capital.

>     Idea inicial del individualismo técnico y la mecanización del rol.

>     Estudio científico de movimientos y tiempo productivo.

>     La división del trabajo planteada por Taylor efectivamente reduce los costos y reorganiza científicamente el trabajo, pero encuentra un rechazo creciente del proletariado, elemento que sumado a la crisis de expansión estructural de mercado (por velocidad de circulación de la mercancía) lo llevaría a una reformulación práctica en el siglo XX que es la idea de fordismo.

Según el propio Taylor, las etapas para poner en funcionamiento su sistema de organización del trabajo eran las siguientes:
1. Hallar diez o quince obreros (si es posible en distintas empresas y de distintas regiones) que sean particularmente hábiles en la ejecución del trabajo por analizar.
2. Definir la serie exacta de movimientos elementales que cada uno de los obreros lleva a cabo para ejecutar el trabajo analizado, así como los útiles y materiales que emplea.
3. Determinar con un cronómetro el tiempo necesario para realizar cada uno de estos movimientos elementales y elegir el modo más simple de ejecución.
4. Eliminar todos los movimientos mal concebidos, los lentos o inútiles.
5. Tras haber suprimido así todos los movimientos inútiles, reunir en una secuencia los movimientos más rápidos y los que permiten emplear mejor los materiales más útiles.
La aplicación del sistema de Taylor provocó una baja en los costos de producción porque significó una reducción de los salarios. Para estimular a los obreros a incrementar la producción, muchas empresas disminuyeron el salario pagado por cada pieza. Hacia 1912 y 1913 se produjeron numerosas huelgas en contra de la utilización del sistema de Taylor.
Para que el sistema ideado por Taylor funcionara correctamente era imprescindible que los trabajadores estuvieran supervisados en sus tareas. Así se conformó un grupo especial de empleados, encargado de la supervisión, organización y dirección del trabajo fabril. Quedaba atrás, definitivamente, la época en que el artesano podía decidir cuánto tiempo le dedicaba a producir una pieza, según su propio criterio de calidad. Ahora, el ritmo de trabajo y el control del tiempo de las tareas del trabajador estaban sujetos a las necesidades de la competencia en el mercado.



Fordismo


       El fordismo es una forma de organización de la producción industrial caracterizada por una gran especialización del trabajo, estructurada a través de cadenas de montaje, llevada a la práctica por Henry Ford a partir de 1908 en sus fábricas de automóviles.

    En cierto modo, se puede decir que Ford materializó los planteamientos de Taylor, pero partiendo de un objetivo distinto. Mientras que el Taylorismo busca el perfeccionamiento del sistema de producción, a través de la optimización de procesos esperando una mejora de los resultados económicos gracias a ello, el Fordismo busca maximizar los beneficios y encuentra como solución diseñar un sistema de producción basado en la estandarización y la atomización y organización de procesos, que reduzca los costes y permita producir un gran volumen de oferta a bajo precio de venta. Según Ford, el Taylorismo se ocupaba de sistematizar el saber hacer existente, pero sin innovar

    A la vez, el Fordismo propugna una estimulación de la demanda a través de salarios relativamente altos con la idea de que a mayor salario y menores precios se daría un mayor consumo, lo que cerraría un ciclo producción masiva-consumo masivo.

      Los rasgos característicos del fordismo serían:

Automización de los procesos: Esto es, se fraccionan las etapas del proceso productivo para que sean lo más simples posible y se puedan ejecutar con la mayor velocidad de forma repetitiva. los procesos de producción se atomizan hasta el punto de que no es necesario una gran cualificación para llevarlos a cabo.
Estandarización: es más fácil optimizar la elaboración de un único producto con pocas o ninguna variante.
Cadena móvil del montaje: la producción se estructura a través de una cadena o línea de montaje. El producto se va desplazando mediante la cadena por cada fase en la que los operarios realizan las tareas que corresponden. El concepto clave es el de ritmo de producción y viene determinado por la velocidad de la cadena.
Economía de escala: el gran volumen de producción permite reducir costos en materias primas, así como vender el producto a menores precios, compensando un margen de beneficio estrecho por unidad, con un gran volumen de ventas.
Salarios altos y expansión del mercado: los trabajadores considerados como consumidores. En el “prefordismo” el mercado de productos como los automóviles estaba limitado a las clases económicamente altas. El Fordismo genera una cantidad de productos que excede ese mercado, los salarios altos permiten generar uno nuevo, que acabaría convirtiéndose en la “clase media”. El trabajador especializado de cadena de montaje se sitúa un escalón por encima del proletariado.
Mercado nacional. Durante el fordismo se expandió el mercado nacional, la construcción de una clase media capaz de acceder a la compra de los bienes de consumo fabricados se pudo hacer dentro del límite local de la empresa.
Salarios fijos: el trabajo se valora en función del tiempo, ya que no hay un factor de calidad o cantidad que pueda venir determinado por el trabajador: éste no puede producir más o menos que lo que le marca el ritmo de la cadena de montaje, ni tampoco puede producir un trabajo mejor o peor que otros. En consecuencia, se establece un salario por horas.
Sindicalismo de clase: a pesar de que Ford prohibió los sindicatos en sus fábricas, el fordismo proporcionó en la práctica un gran poder a los trabajadores, por la relativa facilidad para alterar o detener el ritmo de producción con una huelga y sus consecuencias para la empresa. 
La unión de trabajadores se basa en una cierta idea de trabajador fordista estándar, “un colectivo de trabajadores más o menos homogéneo”, que tiene un interés colectivo, que es el que representa el sindicato.
Se pasó de una negociación individual a la colectiva, lo cual también era necesario para garantizar una capacidad adquisitiva a los trabajadores en conjunto. Pero también se obtuvieron una serie de prestaciones sociales que conformarían lo que conocemos como estado del bienestar.
“Indemnización por despidos, vacaciones y pensiones pasaron a ser derechos universales de los trabajadores, de tal suerte que condujeron a la clase trabajadora en su conjunto a una mejor posición frente al capital.”.
Monotonía laboral. Uno de los problemas que tuvo que afrontar el planteamiento fordista fue el de la monotonía del trabajo, que puede dar lugar a problemas de productividad.
Para resumir, el modelo de desarrollo fordista se basa en tres componentes:
  1. El paradigma tecnológico de Ford, o sea, taylorismo unido a mecanización.
  2. Un régimen de acumulación: consumo en masa, crecimiento de salarios ligado a la producción.
  3. Modo de regulación: negociación colectiva, legislación laboral y estado del bienestar.

Crisis del fordismo

El modelo fordista entraría en crisis en los años 70 debido a una variedad de circunstancias y que provocaron un cambio en las empresas en busca de nuevas soluciones de organización que les permitiesen afrontarla. No se trata de factores aislados, sino que forman parte de un sistema de fuerzas en equilibrio. Entre esas circunstancias (Safón 1997, en nota a pie de página):
El final del sistema de cambio fijo de moneda (el patrón oro) al de paridad variable: lo que introduce un factor de variabilidad en el precio de materias primas.
La crisis del petróleo, y su escalada de precio, que también condiciona un aumento en los costes de producción.
La internacionalización. En dos sentidos:
El incremento del coste del trabajo en relación con el aumento de la conflictividad laboral, que trajo como consecuencia la búsqueda por parte de las grandes empresas de mercados laborales más baratos. Las empresas fordistas, buscaban mercados laborales no fordistas, lo que llevó a deslocalización, subcontratación.
La saturación del mercado nacional y la pérdida de capacidad adquisitiva de los trabajadores (al deslocalizar, los trabajadores locales ya no son tan necesarios) llevó a las empresas a producir para exportar hacia mercados no fordistas, es decir, los que no producían bienes que vender.
La fragmentación de la demanda que supuso aumentar tanto la calidad como la variedad de la oferta, así como introducir nuevos productos para mantener alto ese nivel de demanda.
Las grandes empresas durante los años 50 y 60, crecieron buscando copar sus mercados, pero por razón de la estandarización, dejaron de lado varios nichos de mercado que serían aprovechados por empresas más pequeñas y flexibles,y que se demostrarían más capaces de responder a esa fragmentación.
Esto marcaría un cambio de modelo productivo. Durante el fordismo “duro”, se crea un producto estandarizado y asequible para una clase social. Podría decirse que se vende el producto que el comprador podrá pagar. La segmentación del mercado hace que se diseñen productos para los segmentos específicos, que demandarán énfasis en la calidad, en el precio o en características particulares.
Finalmente, para poder adaptarse a esa demanda de flexibilidad, las empresas fordistas empezaron a abandonar su modelo vertical y comenzaron procesos de externalización y descentralización, recurriendo justamente a las pequeñas y medianas empresas, llegando incluso a la externalización del diseño o la ingeniería de productos, es decir, de los procesos estratégicos clave.

Soluciones a la Crisis Fordista

Flexibilización del sistema productivo
Se pasa de la rigidez del sistema productivo fordista (productos estándar que requieren sistemas de fabricación estándar) a un modelo de especialización y automatización flexible, es decir, la capacidad de producir productos diferenciados según los mercados. Esta flexibilidad es posible gracias a:
La introducción de nuevas tecnologías que permiten el uso de máquinas que se pueden reprogramar y que trae como consecuencia la necesidad de una mayor capacitación de los trabajadores. Específicamente las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que permiten tanto una planificación precisa y monitorización en tiempo real, como la gestión de sedes fisicamente muy alejadas entre sí.
Unido a la automatización de los procesos más rutinarios y repetitivos, que acaba con el tipo medio de trabajador fordista de muy baja cualificación.
La subcontratación: las grandes empresas encargan partes o la totalidad de un proceso a otras empresas especializadas. La deslocalización sería una forma específica de la subcontratación con empresas de otros países con un mercado laboral más barato.
La introducción del concepto de red, tanto el de “empresa red”  como el de “redes de empresas”, como forma organizativa más eficaz para afrontar y gestionar las nuevas demandas y las nuevas formas de producción. La empresa deja de ser una estructura monolítica, para convertirse en un conglomerado de unidades que se relacionan entre sí y cuya gestión deja de estar jerarquizada.
Producción Just-in-time: es decir, producir únicamente aquello que se necesita, manteniendo los stocks al mínimo. Lo que lleva a la necesidad, por parte de las empresas, de buscar formas de flexibilizar la contratación de trabajadores. El postfordismo industrial es un modelo que prioriza la gestión del excedente, busca optimizar la relación entre lo que se necesita (materias primas, fuerza de trabajo, energía, etc.) y lo que se produce.
Flexibilización del mercado laboral
La flexibilización del mercado laboral viene determinada por los cambios de la organización industrial para adaptarse a los nuevos escenarios económicos y de consumo. Al contrario que en el fordismo, en donde un trabajador podía pensar en un ciclo de vida laboral largo y seguro, en el postfordismo es característica la precariedad. 
La temporalidad es el recurso de las empresas para afrontar ajustes de la actividad productiva. Los contratos se hacen por tiempos limitados, mientras la empresa necesita mano de obra para responder a un pico de demanda o a un incremento estacional. También podríamos incluir aquí el aumento de contrataciones de tiempo parcial.
Salarios bajos, al deslocalizar o subcrontratar en mercados laborales más baratos y al producir para la exportación se rompe la asociación entre producción y clase media trabajadora característica del fordismo. Ya no es necesario pagar sueldos altos a los trabajadores porque las empresas venden a otros y porque pueden encontrar trabajadores más baratos.
Fragmentación de la negociación laboral, a consecuencia de la diversidad de estructuras productivas y la configuración en red, las empresas negocian con una diversidad de situaciones laborales y tipos de empleados (fijos, temporales, subcontratas) lo que reduce la capacidad de negociación de cada uno de esos grupos e incluso permite a la empresa evitarla por situarlos fuera de convenio, etc, por no mencionar los distintos requisitos por países si la empresa está internacionalizada.

Toyotismo



 Es un sistema integral de producción y gestión surgido en la empresa automotriz japonesa del mismo nombre. Es un ejemplo clásico de la filosofía Kaisen de mejora en la productividad. Como filosofía de trabajo, el toyotismo tiene su origen en la industria textil y en particular en la creación de un telar automático, cuyo objetivo es mejorar la vida de los operarios liberándolos de las tareas repetitivas.

La familia Toyota, basándose en este invento y en innovaciones subsiguientes, fundó una empresa textil en Nagoya, Japón, que con el tiempo se convirtió en Toyota Motor Company. Es, con esta metodología, como nacen los conceptos de jidoka (automatización) y poka-yoke (a prueba de fallas) que, junto a conceptos posteriores como just in time (justo a tiempo) y muda (desperdicio), crean lo que se ha llamado sistema de producción Toyota.

La meta del sistema es eliminar los desperdicios (muda), los cuales pueden clasificarse en los siguientes siete tipos:

> Artículos defectuosos

> Exceso de producción

> Costos innecesarios de transporte

> Tiempo de espera

> Inventarios

> Movimientos innecesarios

> Procesos innecesarios



¿Qué implica la filosofía Kaisen?


"Lo único que una empresa puede ofrecer a sus clientes es la calidad".

Calidad, principiando por el lugar de trabajo (gemba) que representa el lugar donde se lleva a cabo la acción de producir, mediante una mejora continua y sostenida basada en la eliminación del desperdicio (muda).

¿Qué representa el muda?

Muda significa desperdicio o despilfarro, en japonés; en este contexto, significa todo lo que no añada valor al producto, es decir, todo lo que quita o impide la eficiencia de la organización.

Otro concepto básico del toyotismo es el kanban, técnica de producción en la cual se dan instrucciones de trabajo mediante tarjetas denominadas kanban, a las distintas zonas de producción, instrucciones constantes (en intervalos variados) que van de un proceso a otro, anterior a éste, y están en función de los requerimientos del cliente, es decir, se produce sólo para el cliente y no para un inventario.

En el kanban, cada proceso produce sólo lo necesario, tomando el material requerido de la operación anterior. Existen tres tipos de kanban:

Producción

Transporte

Señal (representa una cierta cantidad de material)


Técnica poka-yoke


Es una técnica de calidad que significa "a prueba de errores". La idea principal es la de crear un proceso donde los errores sean imposibles de realizar. La finalidad del poka-yoke es la de eliminar los defectos en un producto, ya sea previniendo o corrigiendo los errores.

Existen tres niveles de poka-yoke

1. Elimina los errores en la fuente antes de que ocurran.

2. Detecta el error en el momento que ocurre antes de que sea un defecto.

3. Detecta un defecto después de ocurrido antes de la siguiente operación.

Para llevar a cabo el toyotismo, existe una herramienta que incrementa la efectividad en la aplicación de las demás y refuerza la participación del personal en todos los procesos de mejoramiento. Esta herramienta se conoce como el sistema de las cinco "S", que se conforma de los siguientes conceptos (cuyo nombre principia con esa letra):

SEIRI - Clasificación y eliminación

SEITON - Ordenamiento

SEISO - Limpieza en equipo y área de trabajo

SEIKETSU - Estandarización

SHITSUKE - Sostenimiento


El Sistema Toyota y la Crisis del Fordismo

Sin embargo, las cuestiones más interesantes que plantea el sistema de producción Toyota surgen al analizarlo en relación con los sistemas de producción en serie, y en particular con el fordismo, entendido éste como paradigma de la producción y venta en serie, y todo ello en el contexto de la crisis económica de los años setenta y de las salidas a la misma.
Gracias al fordismo se logró, mediante la introducción de la cadena de montaje en el proceso productivo y la separación entre concepción y ejecución en el proceso de producción, homogeneizar el ritmo de trabajo, evitar que los obreros pudieran ejercer control sobre el mismo y, a la vez, aumentar extraordinariamente los niveles de producción. La técnica suponía la materialización progresiva del saber de los trabajadores cualificados y transformaba el puesto de trabajo en un conjunto de tareas perfectamente especificadas que el obrero realizaba de forma mecánica.
El incremento en los ritmos de trabajo y en la productividad permitían la producción en masa y para que ésta tuviese salida en los mercados era necesario el aumento simultáneo del poder adquisitivo de los asalariados; ello fue posible gracias a los altos beneficios que ese sistema de producción garantizaba.
De esta forma se permitía que los trabajadores aumentaran sus niveles de consumo, lo que hacía posible finalmente dar salida a la propia producción siempre que se mantuviesen bajos precios y salarios nominales suficientemente elevados. Se trataba de hacer, como dijo Ford, que los trabajadores fueran los consumidores de los productos que fabricaban, y de ahí que se hable del "fordismo" como un sistema de regulación social que comporta tanto un tipo de relación salarial como una pauta general de consumo. Gracias a él se consiguió un clima generalizado de consenso social y laboral que permitió mantener elevados los ritmos de acumulación característicos de la segunda postguerra mundial 
Ahora bien, para que este sistema de regulación proporcione resultados satisfactorios deben darse tres grandes condiciones: primero, que se mantengan unos elevados niveles de demanda que permitan dar salida a los crecientes stocks; segundo, que se mantenga el consenso laboral que la pauta de consumo general de los asalariados proporciona; y tercero, que el sistema de producción en serie que lo caracteriza sirva efectivamente para obtener la gama de productos que se demandan.
La primera condición se rompe, como es sabido, cuando las políticas expansivas de demanda, lejos de proporcionar estabilidad y crecimiento, comienzan a ser insuficientes para dar salida al excedente productivo generado y contribuyen, por el contrario, al déficit público y a la desarticulación de la oferta productiva.
El consenso social resultó igualmente quebrado desde finales de los años sesenta, cuando se produce lo que BOWLES, GORDON y WEISSKOPT  han llamado la "rebelión de los trabajadores en las fábricas". Cuando los precios se elevan y se reduce el poder adquisitivo de los salarios, cuando la pauta de consumo se debilita y cuando las empresas ya no disfrutan de incrementos en la productividad que compensen los mayores costes que deben soportar, no hay razón alguna para que los asalariados respeten el régimen fordista. De hecho, la principal reivindicación de las clases obreras y desencadenante del proceso de luchas sociales acaecido desde finales de los sesenta será la propia organización fordista del trabajo. Los asalariados se quejan de la descualificación y alienación a la que se ven sometidos en los centros de trabajo y apoyados en la creciente fuerza de los sindicatoscomenzarán un movimiento generalizado de rechazo al sistema que culminará con el agotamiento del modelo fordista en los años setenta. De esta manera se quebraba uno de las presupuestos básicos necesarios para la rentabilidad de la producción en serie como es la estabilidad del mercado; puesto que, como señalan PIORE y SABEL, la condición necesaria para que tenga éxito la producción en serie son los intereses políticamente definidos de los productores y los consumidores y no la lógica de la eficiencia industrial, de forma que cuando éstos divergen, el esquema de regulación fordista se convierte tan sólo en una fuente de conflictos laborales y sociales.
Frente a este estado de cosas, el sistema Toyota apuesta por realzar el valor del trabajo de cara a los trabajadores, de manera que éstos puedan combinar las habilidades individuales con el trabajo en equipo mediante la instauración de sistemas de producción en los que cada trabajador puede asumir las tareas encomendadas a otros miembros, buscando de esta forma una polivalencia de los individuos: "En el sistema americano, un operador de torno es siempre un operador de torno y un soldador es siempre un soldador hasta el final. En el sistema japonés, un operario tiene un amplio abanico de posiblidades. Puede trabajar con un torno, manejar una perforadora y hacer funcionar una fresadora. )Quién puede decir qué sistema es mejor?".
El otro aspecto que va a provocar el agotamiento del modelo fordista es consecuencia del propio desarrollo de uno de los elementos que posibilitaron su expansión: el crecimiento continuado del consumo.
A medida que aumentaba el poder adquisitivo de las clases asalariadas aumentaba también su consumo lo que a su vez estimulaba la apertura de nuevos horizontes a la producción. Y así, la que se llamó más tarde la "cultura del más" (más producción, más necesidades, más consumo, más producción,...) permitía ampliar permanentemente lo que J. NÉRÉ denominó un "círculo virtuoso": el aumento de producción permite una demanda creciente que hace posible la expansión siguiente de la producción que impulsa la demanda...y así sucesivamente. Una vez dentro de este proceso, las necesidades de inversión van a dejar de depender de la estructura de costes de las empresas, para pasar a depender de las expectativas de demanda, de forma que cualquier reducción en los salarios que, en principio, facilitaría la inversión, pasa a tener efectos perjudiciales en este nuevo esquema y a reducir el volumen de la misma.
Pero esta dinámica requiere crear continuamente "nuevas necesidades" como forma de mantener un elevado nivel de actividad y, consiguientemente, de ganancia. Este proceso conduce a una diversificación enorme de la producción, de modo que se debe generalizar la realización de infinidad de variaciones sobre un mismo producto, para poder crear así la ilusión de estar consumiendo nuevos bienes sin que éstos lleguen verdaderamente a serlo. Es lo que J. O'CONNOR  ha calificado de "ingeniería del valor", la permanente búsqueda de nuevas envolturas o apariencias externas de productos idénticos o similares para que puedan aparecer como capaces de satisfacer necesidades distintas.
Sin embargo, el sistema de producción fordista se asienta sobre las bases de fabricación de una gran cantidad de un mismo producto y de una sola vez. De hecho, transformó la demanda de bienes similares entre sí en la demanda de un único producto estándar. Como dijo Ford ante la salida del modelo Ford T "todo cliente podrá tener el coche del color que prefiera con tal de que lo prefiera negro".
Lógicamente, un sistema de esta naturaleza se vería desbordado ante la necesidad de diversificar la producción debido a las nuevas exigencias del consumo.
Pero no sólo se produce la incapacidad de responder ante una demanda cuyos segmentos son cada vez más diversos, sino que también el sistema presenta un límite intrínseco derivado de la progresiva saturación de los mercados, como muestra especialmente el mercado interno de Estados Unidos: en 1970, el 99 por ciento de las familias poseían ya un aparato de televisión y en 1.979 ya existía un automóvil por cada dos residentes.
Esta creciente saturación de los mercados provocará una progresiva disminución en las elevadas economías de escala con las que solían trabajar dichasindustrias, disminuyendo la rentabilidad de los equipos destinados específicamente a la producción de tales bienes, al mismo tiempo que elevaban el coste de buscarles usos alternativos. Las que fueron en su momento las mejores armas para reducir los costes se vuelven ahora en contra del productor, porque, además de economías de escala, son ya necesarias economías de variedad.




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