Argentina y su despliegue Energético
El
sistema energético de Argentina está compuesto por las redes de conductos y de
energía eléctrica. Entre las redes de conductos se distinguen los gasoductos,
los oleoductos y los poliductos, que conectan las áreas productivas de la
Patagonia, Cuyo y Noroeste con los grandes centros de consumo o de
industrialización derivada. Las redes de energía eléctrica se integran en el
sistema interconectado nacional, los sistemas regionales y las estaciones de
transformación, y ponen igualmente en contacto las centrales eléctricas con las
grandes áreas de consumo.
Están compuestas por líneas de transmisión, equipamientos de generación y subestaciones de transformación. Las principales líneas conectan el sistema hidroeléctrico del río Limay (Neuquén- Río Negro) con Buenos Aires, Bahía Blanca y La Plata. También destacan las líneas de Yacyretá (Argentina-Paraguay) y de Salto Grande (Argentina-Uruguay) con Rosario y el Gran Buenos Aires. La energía eléctrica instalada es estimada en 14.000 megavatios.
El país cuenta con abundantes recursos energéticos y sobre todo con una gran diversidad de fuentes, entre las que destacan la hidroeléctrica y el gas, además del petróleo, carbón y uranio.
Están compuestas por líneas de transmisión, equipamientos de generación y subestaciones de transformación. Las principales líneas conectan el sistema hidroeléctrico del río Limay (Neuquén- Río Negro) con Buenos Aires, Bahía Blanca y La Plata. También destacan las líneas de Yacyretá (Argentina-Paraguay) y de Salto Grande (Argentina-Uruguay) con Rosario y el Gran Buenos Aires. La energía eléctrica instalada es estimada en 14.000 megavatios.
El país cuenta con abundantes recursos energéticos y sobre todo con una gran diversidad de fuentes, entre las que destacan la hidroeléctrica y el gas, además del petróleo, carbón y uranio.
También
revisten especial importancia las fuentes no convencionales de energía:
geotérmica, eólica, mareomotriz, solar y biomasa. En el contexto del Mercosur
se están realizando obras significativas, como los gasoductos a Chile, Uruguay
y Brasil, y las interconexiones eléctricas del litoral. Los sistemas
energéticos de Argentina han sido privatizados, salvo Yaciretá, Salto Grande y
las centrales nucleares que están en proceso de concesión al capital privado.
Las principales cuencas de hidrocarburos son la Austral (golfo de San Jorge), la Neuquina, la Cuyana y la del Noroeste. Existen otras cuencas de exploración como la del Chaco-Paranaense y varias en la plataforma submarina. La cuenca más importante en producción de gas es Loma de la Lata (Neuquén), además de Santa Cruz y Puesto Hernández.
En el campo hidroeléctrico hay que señalar que la mayoría de los ríos y saltos con potencial para producir energía están muy alejados de los centros industriales, aunque, a pesar de estas limitaciones técnicas, los recursos hidroeléctricos se desarrollan a pasos acelerados. Los proyectos más importantes, iniciados en las décadas de 1970 y 1980, están situados en el norte de la Patagonia sobre los ríos Limay (El Chocón, Alicurá, Piedra del Águila y Pichi-Picún-Leufú) y Neuquén (Cerros Colorados), sobre el río Paraná (Yaciretá, explotado en colaboración con la República del Paraguay) y sobre el río Uruguay (Salto Grande, en colaboración con Uruguay).
Las principales cuencas de hidrocarburos son la Austral (golfo de San Jorge), la Neuquina, la Cuyana y la del Noroeste. Existen otras cuencas de exploración como la del Chaco-Paranaense y varias en la plataforma submarina. La cuenca más importante en producción de gas es Loma de la Lata (Neuquén), además de Santa Cruz y Puesto Hernández.
En el campo hidroeléctrico hay que señalar que la mayoría de los ríos y saltos con potencial para producir energía están muy alejados de los centros industriales, aunque, a pesar de estas limitaciones técnicas, los recursos hidroeléctricos se desarrollan a pasos acelerados. Los proyectos más importantes, iniciados en las décadas de 1970 y 1980, están situados en el norte de la Patagonia sobre los ríos Limay (El Chocón, Alicurá, Piedra del Águila y Pichi-Picún-Leufú) y Neuquén (Cerros Colorados), sobre el río Paraná (Yaciretá, explotado en colaboración con la República del Paraguay) y sobre el río Uruguay (Salto Grande, en colaboración con Uruguay).
También
merecen atención las centrales de Garabí (con Brasil), Corpus (con Paraguay),
Los Blancos (Mendoza) y Río Santa Cruz-La Leona.
En 2001 Argentina producía un total de 97.167 millones de KWh, de los cuales el 40,81% se generaba en instalaciones hidroeléctricas, el 6,73% mediante energía nuclear y el 52,24%52,24% en centrales termoeléctricas convencionales. Hay que destacar las centrales nucleares de Atucha I y II, localizadas en la provincia de Buenos Aires.
En 2001 Argentina producía un total de 97.167 millones de KWh, de los cuales el 40,81% se generaba en instalaciones hidroeléctricas, el 6,73% mediante energía nuclear y el 52,24%52,24% en centrales termoeléctricas convencionales. Hay que destacar las centrales nucleares de Atucha I y II, localizadas en la provincia de Buenos Aires.
El Panorama de las Energías Renovables en
Argentina
Es
costumbre decir que nuestro país tiene de todo un poco: es rico en tierras, en
minerales, en diversidad de climas. Todo eso es correcto, tanto como que
Argentina es uno de los países con más potencial para las energías renovables.
En
la Patagonia tenemos una fuente inagotable de energía: el viento. Es de los
mejores del mundo en su tipo para generar electricidad por su intensidad y
constancia. A su vez, en el noroeste tenemos muchos días de sol fuerte al año
para la energía solar mientras que la zona cordillerana posee una gran cantidad
de sitios para la energía geotérmica. La larga línea de costa contra el océano
Atlántico, por su parte, puede aportar una fuente inagotable de energía
oceánica, mediante mareas u olas.
Si
Argentina se lo propone, podría suplir la totalidad de su consumo eléctrico con
energías de fuentes limpias y renovables, e incluso podría llegar a ser
exportadora neta. En el año 2006 se creó el marco regulatorio, con la sanción
de la ley 26.190/06. Esta última otorgó a las energías renovables el carácter
de interés nacional, dejando asentado que para el año 2016, la Argentina deberá
asegurarse que hasta un ocho por ciento de la generación de energía eléctrica
provenga de fuentes renovables.
Se
realizaron estudios y mapas para conocer el potencial de energías renovables en
cada provincia con la mayor exactitud posible y en el año 2009 se reglamentó la
ley por decreto presidencial. Ese mismo año, el gobierno nacional, junto
con ENARSA ,
la empresa pública de energía, lanzaron el programa GENREN , que ofrecía comprar 1000 MW de
energías renovables mediante contratos fijos a 15 años.
Las
licitaciones tuvieron buena respuesta por parte de empresas privadas: se
presentaron 22 ofertas por 49 proyectos que ascendían a un total de 1461 MW,
superando las estimaciones oficiales en un 46 por ciento. En junio de 2010,
luego de un exhaustivo análisis, se conocieron los ganadores y se aprobaron un
total de 895 MW. La mayoría de las ofertas fueron por energía eólica, una de
las que requiere menos inversión y menores riesgos financieros.
Centrales Hidroeléctricas
El agua es la principal fuente
de energía renovable de la que dispone la Argentina. El movimiento del agua de
los ríos o de las crecientes y bajadas de las mareas genera energía hidráulica,
que es aprovechada para producir corriente eléctrica. Para aprovechar esta
energía que produce el movimiento del agua se construyen represas, es decir,
obras (generalmente de grandes dimensiones) que contienen o regulan el curso de
las aguas. Las represas están acompañadas de instalaciones que transforman la
energía hidráulica en electricidad y, en conjunto, forman una central
hidroeléctrica. Estas son de dos tipos:
·
Centrales
de pasada. Son aquellas que utilizan el agua mientras ésta fluye
normalmente por el cauce del río. Generalmente se construye una presa
(estructura que sirve de barrera que impide el curso del agua) con el objeto de
mantener un desnivel constante en el caudal del río. Como el caudal de agua varía
a lo largo del año, las centrales producen su máxima potencia cuando las
lluvias son abundantes.
·
Centrales
de agua embalsada. El caudal de agua de los ríos afluentes es retenida en
un embalse o lago artificial a través de la construcción de una presa, lo que
permite la regulación del caudal. El agua retenida es conducida mediante
conductos especiales que la dirigen hacia las turbinas que producen la energía
eléctrica.
Además
de la generación de energía eléctrica, los aprovechamientos hidroeléctricos tienen
también otros propósitos, como el control de crecidas, el riego, la provisión
de agua potable o el desarrollo de actividades turísticas.
En
la Argentina hay más de 70 centrales hidroeléctricas de distintos tamaños. Las
más grandes tienen mayor capacidad de generación de energía eléctrica y están
formadas por grandes diques y embalses.
El Aprovechamiento de la Biomasa
Uno de los aprovechamientos de
mayor importancia es el dedicado a la fabricación de carbón vegetal del cual se
hace uso casi exclusivo en la industria siderúrgica instalada en la provincia
de Jujuy (Altos Hornos Zapla). El mismo se obtiene fundamentalmente a partir de
plantaciones de eucaliptos realizadas con ese fin.
También se utiliza en otras industrias y para uso doméstico, aunque su importancia comparativa es mucho menor.
Otro aprovechamiento significativo es la utilización de bagazo de caña de azúcar como combustible para las calderas de los ingenios azucareros. En algunos casos, este combustible prácticamente permite la autosuficiencia energética de estas industrias.
Relacionada con la caña azúcar podemos mencionar la fabricación de alcohol que, convenientemente deshidratado y dosificado, dio origen a la alconafta, utilizada en cierta época en varias provincias argentinas. Este proyecto no prosperó por llegarse a la conclusión de que desde el punto de vista económico no resultaba satisfactorio para las características del país.
También se utiliza en otras industrias y para uso doméstico, aunque su importancia comparativa es mucho menor.
Otro aprovechamiento significativo es la utilización de bagazo de caña de azúcar como combustible para las calderas de los ingenios azucareros. En algunos casos, este combustible prácticamente permite la autosuficiencia energética de estas industrias.
Relacionada con la caña azúcar podemos mencionar la fabricación de alcohol que, convenientemente deshidratado y dosificado, dio origen a la alconafta, utilizada en cierta época en varias provincias argentinas. Este proyecto no prosperó por llegarse a la conclusión de que desde el punto de vista económico no resultaba satisfactorio para las características del país.
·
el
uso de leña a nivel doméstico en zonas rurales y semi rurales;
·
el
uso de leña para calefacción en hogares;
·
el
uso de residuos agroindustriales en calderas para producir vapor de proceso;
·
el
uso de residuos de aserradero para generar energía en la industria de
transformación de la madera;
·
la
generación de biogás en tambos.
Es
importante destacar que el potencial de aprovechamiento energético de la
biomasa en la Argentina es muchísimo mayor a su actual utilización y para su
desarrollo futuro es necesario realizar una importante tarea de difusión de las
posibilidades existentes y de las tecnologías para su uso.
La Energía Geotérmica
La
región occidental de la República Argentina corresponde, a lo largo de la
cordillera de los Andes, a una zona de colisión de placas litosféricas donde se
desarrolla un borde de subducción, constituyendo un margen continental activo.
Este proceso, como es sabido, origina cuerpos magmáticos que se emplazan en los
niveles superiores de la corteza generando áreas con anomalías térmicas de alta
temperatura. A su vez, en las regiones extra andinas existen numerosas áreas
con anomalías térmicas de temperaturas intermedias a bajas debido a causas
preferentemente mecánicas. Estas características generales confieren al país
grandes posibilidades para la investigación y eventual aprovechamiento del
recurso geotérmico.
Inicialmente, motivados por la
presencia de importantes manifestaciones hidrometales en la región de Copahue
(provincia del Neuquén), se realizaron, en 1974-75, estudios conducentes a
determinar la ubicación de un pozo exploratorio que alcanzó una profundidad de
954 metros sin evidenciar la presencia de fluido caliente, pero con un buen
gradiente geotérmico.
Con
el fin de obtener información de otras zonas del país se efectuaron algunos
estudios de tipo expeditivo en Rosario de la Frontera (Salta), Farellón Negro
(Catamarca) y en el territorio de la provincia de Jujuy contratándose, en este
caso, una empresa extranjera especializada a la que se le incorporó personal
nacional para su capacitación.
Los
resultados que fueron arrojando estos estudios indicaron la necesidad de
instrumentar un programa de exploración que en forma organizada permitiera
realizar estudios sistemáticos en distintas zonas del país que por sus
características geológicas resultaban de mayor interés. Fue así que en 1979 se
elaboró un Programa de Exploración Geotérmica en el que se individualizaron
siete regiones, dentro de las cuales se circunscribieron quince zonas
susceptibles de realizar estudios, once de las cuales resultaron objeto de reconocimientos.
Como
resultado de las tareas realizadas se identificaron más de veinte áreas de
probable interés.
Los
aprovechamientos efectuados hasta la fecha son muy pocos en comparación con las
posibilidades técnicas que ofrece esta fuente de energía.
Desde
el punto de vista de producción eléctrica, la única instalación que existe en
el país se encuentra en el yacimiento de Capahue (Prov. del Neuquén). Se trata
de una planta de ciclo binario de 670 Kw de potencia que contribuye a alimentar
las localidades termales y turísticas de Copahue y Caviahue. Es de aclarar que
se eligió el sistema binario para producción eléctrica por razón de
costo-oportunidad de la central y no por motivos técnicos.
Las
dificultades más grandes para un desarrollo sostenido de energía geotérmica con
fines eléctricos se encuentran en los elevados costos de la exploración y lo
alejado de las zonas pobladas de las principales áreas de interés geotérmico.
Argentina y la Energía Eólica
Argentina
cuenta con un importante recurso eólico principalmente en la zona de la
Patagonia, existiendo actualmente algunas experiencias de instalación de
aerogeneradores conectados a la red de servicios públicos, gerenciadas en
general por cooperativas eléctricas locales.
De
acuerdo con el Censo Agropecuario Nacional, efectuado en el año 1988, existen
más de 400.000 máquinas de este tipo. Haciendo el cálculo del equipamiento
eléctrico que resultaría necesario disponer para reemplazar la acción de estos
molinos, encontramos que sería equivalente a cerca de un tercio de la capacidad
del Chocón (unos 350 a 400 MW de potencia).
En la región patagónica, la
dirección, constancia y velocidad del viento son tres variables que presentan
un máximo en forma casi simultánea, conformando una de las regiones de mayor
potencial eólico del planeta. Cuando el promedio de vientos es superior a 4 m/s
(unos 14 km/h) es posible proyectar el uso del recurso eólico, alcanzando en la
región patagónica en promedio los 9 m/s.
Además
de la Patagonia, cuenta con muy buena calidad de recurso eólico en diferentes
regiones del país. La costa sur de la provincia de Buenos Aires tiene una
calidad de viento comparable con las mejores regiones del norte de Europa pero
sin los problemas de interconexión que tiene la Patagonia. Otro caso similar es
el de la región de Arauco en la Provincia de La Rioja.
Además
de contar con abundante recurso eólico, nuestro país cuenta con empresas
capaces de desarrollar la tecnología y de fabricar equipos, es decir que es
capaz de completar el círculo virtuoso de la energía eólica que está compuesto,
no sólo por la generación de energía eléctrica limpia y renovable, sino por la
creación de empleo en tecnología.
Velocidad media anual en m/s a 10m
sobre el nivel de superficie.
La Energía Solar
Los
valores de los promedios de la radiación solar global diaria se expresaron en
kWh/m2-día teniendo en cuenta la demanda habitual de los diseñadores de
sistemas de conversión fotovoltaica (lo que constituye uno de los temas de
aplicación que más ha crecido en los últimos años) y los valores numéricos
correspondientes a las isolíneas trazadas en los mapas se ubicaron del lado
creciente de las mismas. Como consecuencia de las anteriores consideraciones se
estableció como espaciamiento adecuado entre las isolíneas sucesivas el valor
0.5 kWh/m2 para que no se produjera superposición de las cotas de error en los
meses de máxima radiación.
Puede
considerarse que las cartas mensuales de la distribución espacial de la
radiación solar global responden adecuadamente a los datos disponibles en
Argentina, dentro de las condiciones que se impusieron en la metodología,
siendo compatibles con el mejor nivel del estado del conocimiento del recurso
en esta parte del continente, cuya incerteza no supera el 10%.
Distribución espacial del valor
medio de la irradiación solar global diaria recibida sobre una superficie
horizontal en los meses de julio y enero.
Ante
la escasez de datos medidos de irradiación solar lo suficientemente precisos y
que satisficieran las condiciones estadísticas como para ser considerados
representativos en el tiempo y en el espacio, aparecieron alternativas para
estimarlos a partir de la información meteorológica existente, siendo uno de los
valores utilizados las horas de brillo solar (n), también conocido como
heliofanía efectiva.
Los
heliógrafos (también conocidos como heliofanógrafos) son los instrumentos
destinados a medir la duración de la insolación. La Organización Meteorológica
Mundial (O.M.M.) se encargó de estudiar el principio de funcionamiento de este
equipo, esencialmente la convergencia de los rayos solares sobre una faja de
papel que provoca que ésta se queme. Este equipo (inventado por Campbell en
1853 y modificado por Stokes en 1879) consiste en una esfera sólida de vidrio
pulido que se comporta como una lente convergente montada de tal manera que en
su foco se aloja la faja de registro diario.
El
conocimiento de la distribución espacio-temporal de la heliofanía reviste especial
interés entonces para la estimación de la radiación solar, si bien también es
utilizada para otros fines tales como evaluar la evapotranspiración potencial
(ETP) o en modelos de pronóstico de cosecha.
Distribución
espacial de las horas de insolación promedio en los meses de enero y julio.
El
panorama de las Energías no renovables en Argentina
Son aquellas
que se obtienen a partir de fuentes naturales que no se regeneran rápidamente,
y que para esto suceda pueden pasar millones de años. Los más conocidos son:
Energía nuclear
El petróleo
El carbón
Energía
nuclear
El desarrollo de este tipo de energía
comenzó en el país en 1950, con la creación de la Comisión Nacional de Energía
Atómica (CNEA), que trabajo especialmente en la forma de una solida
infraestructura para la investigación científica y el progreso tecnológico en
este campo. Por ejemplo, la creación de 1 Instituto de Física Dr.Jose A.
Balseiro, en San Carlos de Bariloche, para la preparación de físicos e
ingenieros nucleares.
En el país existen dos centrales
nucleoeléctricas en funcionamiento: Atucha
I, en la provincia de Buenos Aires, y Embalse,
a orillas del embalse del rio Tercero, en Córdoba. La energía generada entre
las dos tiene apenas una participación de alrededor del 11% en la generación
total del país.
Atucha
I entro en operación comercial en 1974, con una
capacidad instalada de 357.000 kilovatios (Kw). La central Embalse fue inaugurada en 1983, y tiene una potencia instalada de 648.00
kilovatios. Esta detenida la construcción de una tercera central, Atucha II, en Buenos Aires, demorada
por problemas económicos y por la toma de conciencia del peligro que presenta
su funcionamiento en un área de alta densidad de población.
Petróleo y gas natural
El petróleo y el gas contienen
principalmente hidrocarburos, es decir, compuestos orgánicos formados por
carbono e hidrógeno que se originaron a partir de restos de plantas y
microorganismos enterrados por millones de años y sujetos a distintos procesos
físicos y químicos.
Las cuencas sedimentarias, es decir, los
lugares donde se dieron las condiciones geológicas para la formación de
hidrocarburos, se distribuyen en distintas partes del país. Se denomina
yacimientos o reservas comprobadas de petróleo y gas a aquellas cuencas donde
se ha comprobado la existencia de hidrocarburos.
En la Argentina se identificaron 19
cuencas sedimentarias, de las cuales cinco se encuentran en explotación:
Noroeste, Cuyana, Neuquina, Golfo San Jorge y Austral o Magallanes.
La explotación de los yacimientos
petrolíferos para la obtención de petróleo crudo comenzó a principios del siglo
XX, con el descubrimiento del primer yacimiento en Comodoro Rivadavia. A partir
de ahí se han identificado las otras cuencas sedimentarias.
La explotación a gran escala del gas
natural, extraído de los yacimientos gasíferos y petrolíferos, es más reciente.
A partir de la década de 1960 se destacó la producción obtenida de los
yacimientos Campo Durán y Madrejones, en Salta. Pero la explotación de gas tomó
mayor impulso con el descubrimiento y la explotación del yacimiento gasífero
Loma de la Lata, en Neuquén.
Reservas
de petróleo y gas
Las reservas son aquellas cantidades de
hidrocarburos que se espera recuperar a partir de acumulaciones conocidas y a
una fecha determinada. La Argentina tiene un total de reservas comprobadas de
457,7 millones de metros cúbicos de petróleo y de 763,5 miles de millones de
metros cúbicos de gas natural.
De las cinco cuencas en explotación,
cuatro producen desde principios del siglo XX y la restante desde la década de
1940. Por eso, algunos de los yacimientos de estas cuencas han alcanzado un
grado de madurez elevado en términos de producción y han comenzado su
declinación.
La cuenca Neuquina es la más importante
dado que concentra el 43% de las reservas de petróleo y el 50% de las de gas
natural; le siguen la cuenca Golfo San Jorge, que concentra el 36% de las
reservas de petróleo, y la del Noroeste, que concentra el 25% de las reservas
de gas.
Carbón
El carbón fue el primer combustible
mineral que la humanidad comenzó a explotar industrialmente. Se produce a lo
largo de decenas de millones de años por la descomposición anaeróbica de
plantas y árboles, al ser cubiertos por el agua y luego sepultados por
sedimentos.
Es una roca sedimentaria, de color
negro, que contiene grandes cantidades de carbono, y es utilizada como
combustible fósil. En Argentina encontramos minas de carbón en la Patagonia,
aproximadamente 12 minas que están explotando carbón constantemente, para la
producción de calor, energía, y otras fuentes. Lo favorable de la utilización
de esta energía es que el carbón es un mineral muy eficiente. Proporciona mucha
cantidad de energía por unidad de masa. Buena fuente calorífica. Se aprovecha
en centrales térmicas para convertir energía química de la roca en energía
eléctrica.